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Basílica - Parroquia
Nuestra Señora de Atocha

Noticia

Fallece el párroco fr. Francisco Pujante

29 de mayo de 2020
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Francisco J. Pujante Pellicer nació en Murcia, hijo de José y Josefa, siendo el mayor de cinco hermanos. Desde pequeño vivió en el pueblo de Sangonera La Seca donde comenzó sus estudios y fue creciendo en una familia donde se vivían los valores cristianos. Su abuela, una mujer de profunda fe, les enseñó a rezar a él y a sus hermanos. Dios siempre estuvo presente en el ambiente familiar. A medida que fue creciendo le surgieron preguntas sobre la vida, el bien, el amor y la felicidad, las cuales le llenaban de inquietud y crearon en él un deseo de búsqueda. Así nació, con el deseo, el camino que le conduciría al encuentro con Jesús.

En esta etapa le ayudaron mucho las conversaciones continuadas con su tía Sor Antonia María, monja dominica de clausura. Sus visitas al monasterio de Santa Ana, de Murcia, y otros encuentros esporádicos en casa de su abuela, le revelaron el profundo sentido de la alegría y servicio de la vida consagrada. No obstante, se resistía a dar el paso y durante un tiempo tuvo una relación de pareja y desempeñó algunos trabajos.

Pero fue tras asistir a una pascua rural que los frailes dominicos organizaron en Jaén, cuando se decidió y comenzó su proceso de formación. En septiembre de 2002 inició el año de noviciado en el convento de Santo Tomás de Sevilla y emitió su primera profesión en la Orden de Predicadores el día 13 de septiembre de 2003.

A continuación, fue asignado a la Casa San Alberto Magno (el Pouet) de Valencia, para realizar los estudios institucionales de filosofía y teología. En julio de 2008 culminó sus estudios y la Licenciatura en Estudios Eclesiásticos, en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer, de Valencia. Ya entonces expresó su deseo de estudiar psicología como ayuda imprescindible para su vocación religiosa, tal y como manifestaba al Regente de Estudios: “me gustaría, porque me siento ilusionado y llamado en esta dirección, seguir en este camino de madurez personal que compagina la teología con las ciencias humanas de la psicología. Este es mi deseo: ser sal del mundo para ser capaz de amar y trabajar. Ser persona que encara lo cotidiano con recursos humanos y espirituales suficientes para dar respuestas adecuadas y manejar emociones, datos, situaciones diferentes y a veces novedosas”. En septiembre de ese mismo año fue asignado al Convento Santa Cruz la Real, de Granada, donde comenzó esos estudios, compaginándolos con el trabajo en la pastoral universitaria del Colegio Mayor y en la Parroquia de Santa Escolástica.

En 2009 fue destinado al Convento de Ntra. Sra. de la Candelaria y San Jacinto, de Sevilla. El día 29 de mayo de 2010 recibió la ordenación diaconal. Y fue ordenado presbítero un año más tarde, el día 2 de julio de 2011 en la iglesia del Convento de Santo Domingo el Real, de Madrid.

En septiembre de 2012 fue asignado a la Casa de Santo Domingo, de Murcia, donde va a permanecer unos años. Durante meses se dedicó a cuidar con delicadeza, como era propio en él, a un hermano de comunidad enfermo de cáncer. Desempeñó su labor pastoral en centros educativos, concretamente en dos colegios de los hermanos Maristas, y su ministerio y predicación en el Monasterio de Santa Ana. En esos años realizó un Máster en terapia Gestalt, por la Escuela de Psicoterapia de Valencia, y continuó cursando psicología en la UNED pero las múltiples tareas le impidieron finalizarla entonces.

A finales del mes de junio del año 2016 fue destinado al Convento de Ntra. Sra. de Atocha, en Madrid. Fue nombrado vicario parroquial ese mismo año hasta que en octubre de 2018 asumió el cargo de párroco de la Parroquia de Ntra. Sra. de Atocha. En el 2019 pudo cumplir por fin su sueño, alcanzando el Grado en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad Pontificia de Comillas (Madrid). En esos pocos años en la parroquia se ganó el cariño de la gente, dedicando horas y horas a la escucha y acompañamiento personal, al proceso catequético de primera comunión y sobre todo a acoger con cercanía a quien se acercaba a la parroquia, y a trabajar para que la parroquia fuera una familia unida. En diciembre de este mismo año 2019 había sido nombrado síndico del convento de Ntra. Sra. de Atocha.

Lo que más definía a Francisco era su eterna sonrisa, de la que un hermano de comunidad decía en un texto en su recuerdo: “Estamos ante una sonrisa que trasmite bondad, cercanía y comprensión. Términos estos que nos remiten a Dios. Así pues, nos encontramos ante una sonrisa que nos hace capaces de intuir y afirmar la presencia del misterio. En definitiva, estamos ante una sonrisa que es todo un lenguaje sobre Dios”.

Falleció a última hora del día 17 de abril de 2020 en la Uci del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, víctima del Covid-19. El día 21 de abril sus restos fueron trasladados a su localidad natal, Sangonera la Seca (Murcia), donde tuvo lugar su inhumación en el panteón familiar.

Sus mismas palabras, pronunciadas en una ocasión en la misa parroquial que él solía presidir, nos dan esperanza en medio del dolor: “Hay vida después de la muerte porque no se agota el amor que se ha vivido. La nada no es el destino para quienes han puesto en su vida el amor como principio fundamento.”

Descanse en paz.