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Basílica - Parroquia
Nuestra Señora de Atocha

Documento


XXXI Domingo TO 2023

3 de noviembre de 2023

 

«No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. 

El primero entre vosotros será vuestro servidor. 

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido» 

 

SALMO RESPONSORIAL: 

GUARDA MI ALMA EN LA PAZ, JUNTO A TI, SEÑOR 

 

Comentario a la Palabra

No hacen lo que dicen 

Jesús de una manera profética denuncia la incoherencia e hipocresía de los fariseos y maestros de la Ley que pervertían la enseñanza de Moisés y los profetas convirtiendo en una carga insoportable para la gente sencilla y humilde. Ojalá los seguidores de Jesús no convirtamos su Evangelio en carga pesada y moralizante para la gente sino en lo que es, “Buena noticia’’, esperanza, dicha, alegría y felicidad para todos. 

Las palabras de Jesús no han perdido actualidad. El pueblo sigue escuchando a algunos dirigentes que «no hacen lo que dicen». Hay una profunda división entre lo que enseñan y lo que practican, entre lo que pretenden de los demás y lo que se exigen a sí mismos. 

Nuestra Iglesia necesita de verdaderos creyentes que con sus vidas irradien un aire más evangélico. Hombres y mujeres que vivan su fe. Precisamos «maestros de vida». Necesitamos testigos capaces de transparentar en sus vidas el Evangelio de Jesús y que encuentren palabras y gestos que narren al Dios de Vida a las personas que viven sus experiencias de alegría, dolor y esperanza en el hoy y respondan con amor a sus preguntas y necesidades. 

La Iglesia si es de Jesús siempre habrá de ser una “Iglesia de puertas abiertas” donde encuentren acogida todos los que necesitan amor, amistad, paz, aliento y esperanza para vivir una vida sana y plena compartiendo y construyendo juntos una comunidad cada vez más humana, fraterna y solidaria. Además, según el papa Francisco la comunidad cristiana necesita con mayor urgencia hoy capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles, cercanía y proximidad. Veo a la Iglesia como hospital de campana tras una batalla curando heridas y aliviando el dolor de sus hijos y fieles. 

La Iglesia está llamada a curar heridas y no imponer cargas pesadas, doctrinas moralizantes y legalistas sino anunciar a un Dios Amor que nos abraza con ternura y amor. En definitiva, necesitamos construir juntos una comunidad que nace de la Palabra haciéndose palabra profética de la presencia de Dios y de su amor en el hoy del mundo y de nuestras historias. En síntesis, necesitamos proclamar la alegre noticia, porque el Evangelio del amor de Dios no puede ser anunciado más que con alegría, esta es nuestra misión que el Maestro de Nazaret nos enmienda a todos sus seguidores. 

En definitiva, estamos llamados a atender y a redescubrir una cultura de atención, de la escucha y de una pastoral de proximidad. Por último, estamos invitados a construir una comunidad cristiana que nace de un corazón que ve donde se necesita amor y actúa en consecuencia. 

¿Cómo podemos captar a Dios como algo nuevo y bueno? 

¿Estamos dispuestos a construir una Iglesia sinodal, samaritana y profética? 

Fr. Felipe Santiago Lugen Olmedo,

OP Casa de Nuestra Señora del Rosario (Uruguay) 

www.dominicos.org/predicacion

 

Orgullosos de nuestra fe 

ORGULLOSOS DE NUESTRA FE”. Este es el lema que propone el secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia para la Campaña del Día de la Iglesia diocesana, que este año se celebra el 12 de noviembre. Un Día de fiesta, de celebración, en el que “recordamos y agradecemos nuestra pertenencia a una comunidad cristiana”. Y un Día para el agradecimiento y para tomar conciencia de que somos miembros de una gran familia. Lo que la Iglesia hace “es gracias al tiempo, las cualidades, la oración y el apoyo económico de todo el pueblo de Dios”. 

Un bien que se hace posible por la corresponsabilidad. No se trata de obligar ni de imponer, sino de promover un modo de seguir a Jesucristo. Para ello, se proponen cuatro alternativas de colaboración: 

– Tu oración: Puedes rezar por tu parroquia porque tu oración es necesaria y será el alma de toda la actividad que se realice. Con ella, los frutos serán mayores y más permanentes. 

– Tu tiempo: Dedica algo de tu tiempo en tu parroquia a los demás. El tiempo que puedas: media hora, una, tres horas… Lo que se ajuste a tu situación de vida. 

– Tus cualidades: Cada uno puede aportar un poco de lo que sabe: una sonrisa cercana, una mano que apoya un hombro desconsolado, remangarse cuando sea necesario, acompañar en silencio al que sufre. 

–  Tu apoyo económico: Haz un donativo. Con tu aportación periódica ayudas más, porque permiten elaborar presupuestos y mejorar la utilización de los recursos y planificar acciones a medio y largo plazo. 

Una colaboración que ha hecho posible que más de cuatro millones de personas hayan podido ser atendidas en centros asistenciales de la Iglesia; que sujetan las más de 22.000 parroquias que están al servicio de toda la sociedad; y que sacerdotes, voluntarios y seglares puedan dedicar más de 40 millones de horas a los demás. También gracias a esa corresponsabilidad, hay más de 10.000 misioneros españoles en los cinco continentes. 

 

Oración (San Francisco de Asís)

 Señor, hazme un instrumento de tu paz:

donde haya odio, ponga yo amor,

donde haya ofensa, ponga yo perdón,

donde haya discordia, ponga yo armonía, 

 

donde hay error, ponga yo verdad,

donde haya duda, ponga yo la fe,

donde haya desesperación, ponga yo esperanza,

donde haya tinieblas, ponga yo la luz,

donde haya tristeza, ponga yo alegría.

 

Oh, Señor, que no me empeñe tanto

en ser consolado como en consolar,

en ser comprendido, como en comprender,

en ser amado, como en amar; 

 

porque dando se recibe, 

olvidando se encuentra,

perdonando se es perdonado,

muriendo se resucita a la vida. Amén.