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Basílica - Parroquia
Nuestra Señora de Atocha

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I Domingo Cuaresma 2024

14 de febrero de 2024

 

Después de que Juan, fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: «Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio» 

SALMO RESPONSORIAL: 

TUS SENDAS, SEÑOR, SON MISERICORDIA Y

LEALTAD PARA LOS QUE GUARDAN TU ALIANZA 

 

Comentario a la Palabra

En el pórtico de la Cuaresma una llamada a la confianza en la bondad de Dios 

Las lecturas de este Primer Domingo de Cuaresma están todas ellas conectadas con un mensaje de confianza en la bondad de Dios para con nosotros, sus hijas e hijos: “Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes... no volveré a destruir la vida” (Gn 9,9.11). 

También los textos recogidos como salmo responsorial abundan en el mismo sentimiento: “El Señor es bueno y es recto, y enseña el camino a los pecadores” (Sal 24, 8). 

Igualmente, la segunda lectura, tomada de la Primera Carta de San Pedro, alude al misterio de la Redención, expresión y culmen del Amor del Padre ofrecido al mundo en la entrega de su Hijo: “Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conduciros a Dios” (1 P 3, 18). 

En el fragmento del Evangelio de San Marcos podemos del mismo modo entrever esta manifestación de la bondad del Padre Dios, que llena de su Espíritu al Hijo, Jesús, el Señor, quien, conducido al desierto, tras vencer al tentador, anuncia la proximidad del Reino de Dios y llama a la conversión: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1, 15). 

Pienso que la meditación de estos textos, el dejarnos interrogar por ellos, llenarán de esperanza nuestros corazones y nos conducirán a un vivir y obrar con mayor fidelidad al mensaje del Señor Jesucristo. 

El Reino que anuncia es el del Amor del Padre por todas sus hijas e hijos. Y el Evangelio que nos invita a acoger es la Buena Noticia que nos explica y realiza como humanos. En el origen y en la meta de esta nuestra vida está el Amor del Padre. Y sólo nos realizamos plenamente como hijas e hijos suyos en la medida en que nuestra vida transite por las sendas de su Amor. 

En el pórtico de la Cuaresma una llamada a ser visibilización del Invisible “Convertíos y creed en el Evangelio” 

Se me antoja conectar esta llamada clara y explícita del Señor con el indicativo de San Pablo en su carta a Tito: “Ha aparecido la bondad de Dios y su amor a los hombres” (3, 4). Aquí radica la llamada a la conversión y a mantener viva la fe en el Evangelio. Añade una cualificación al contenido de la fe. Creemos que el Misterio de Dios es principio y fin, origen y meta; y creemos también que es fuente de Amor, que abre nuestra vida a la confianza en Él, y reclama una respuesta henchida de amor por parte de cada uno de nosotros. 

Estamos asistiendo, incluso protagonizando, a un momento histórico de fuertes contrastes y contradicciones. A veces se apodera de nosotros el horror de nuestra propia fuerza destructiva; otras nos indignamos por el demasiado lento crecimiento y consecución de la justicia, cuando nos percatamos de cómo se agigantan los abismos que distancian la opulencia y la pobreza. 

A veces, los afortunados nos asombramos, admirados, de nuestros propios logros que nos hacen la vida más grata y difuminan problemas y preocupaciones... Y los creyentes, con preocupación, observamos como el interés por el Misterio de Dios, y la relación con Él, se difuminan en la vida de muchos de nuestros contemporáneos. 

La Palabra del Señor quiere llegar, a través nuestro, a este mundo de contrastes y contradicciones, y olvido de Él. Viene a sacudir nuestras conciencias y a ponernos en alerta para ser testigos y propagadores del amor y la bondad que se encierran en el Reino de Dios que anhela llegar a todos los rincones del mundo. 

Vivir la Cuaresma con talante y espíritu cristiano habrá de empujarnos a aunar, y no a confrontar; a pacificar, y no generar violencia; a construir la justicia destruyendo egoísmos; a tender puentes en vez de engendrar abismos; a generar confianza donde abundan las dudas, sutilezas y resquemores; a ofrecer valores sólidos a quienes inician las sendas de la vida para librarlos del aullido destructor del vacío; a iluminar horizontes de esperanza donde las sombras tiñen los rostros de tristeza; a llenar con la calidez del amor la gelidez de la soledad y el desamor... 

Quizás entonces pueda amanecer un mañana mejor para muchos, y estaremos esbozando, con y desde el Evangelio del Reino de Dios, algún perfil de Aquel cuyo misterio nos desborda. 

Entremos dentro de nosotros en este tiempo santo, y busquemos la senda, o las sendas, que habremos de transitar para hacer visible al Invisible. 

Que Él guíe, sin temor, nuestro caminar 

Fr. César Valero Bajo, OP

Convento del Rosario (Madrid) 

www.dominicos.org/predicacion 

 

Capilla de Santo Domingo

Ya está inaugurada la capilla de Santo Domingo en la nave lateral de la Basílica donde está instalada la pila bautismal de Santo Domingo. 

Lleva bajo la custodia de los dominicos desde hace más de 400 años. Fue Felipe III quien en 1605, llevó la Pila de Caleruega a Valladolid para bautizar a su hijo Felipe IV. Posteriormente sería trasladada a Madrid y depositada en este Monasterio de Santo Domingo el Real de las MM. Dominicas. 

Desde entonces los herederos de los Reyes de España, han cumplido con el rito de ser bautizados en la Pila en la cual fue bautizado Santo Domingo de Guzmán. 

Ahora, por temas del cierre del convento, ha sido depositada en la Basílica, donde se puede venerar. 

 

Cuaresma: tiempo de conversión

Entendemos por CUARESMA, el tiempo de preparación a la Pascua. Lo más importante de la Cuaresma es… la Pascua. En este tiempo cuaresmal se nos invita a fijar nuestra mirada en el camino nuevo que Jesús nos ha abierto con su fidelidad. Todo el camino cuaresmal está teñido de una llamada al cambio, a la conversión. Convertirse es vivir profundamente la vida de Cristo, la que se nos ofrece en el Evangelio. Convertirse es “cristificarse”. Piensa que aspectos de tu vida no están “cristificados”. Repasa a lo largo de esta cuaresma los siguientes puntos de posible conversión. 

 No somos pobres, ni siquiera austeros, sino muy consumistas, muy instalados; hasta podemos caer en la codicia. 

 No somos humildes, nos gusta prevalecer, rivalizar, por eso podemos caer en la envidia y en el afán comparativo. 

 No somos misericordiosos, más bien insensibles, en algunos momentos intolerantes, podemos caer en la dureza de corazón. 

 No somos solidarios de un modo constante, ni generosos, “cada uno en su casa…”. En estos momentos de “crisis” nos cuesta compartir; podemos caer en la insolidaridad. 

 No somos pacíficos, ni pacificadores. Podemos estar diciendo “no a la guerra”, pero en nuestra vida llegamos fácilmente a la violencia en palabras y actitudes y hasta podemos caer en la crueldad. 

 No sabemos orar, vivimos muy superficialmente, volcados hacia fuera, haciendo nuestra voluntad sin llegar a la cercanía de Dios, para todo tenemos tiempo menos para hablar con Dios. 

 No sabemos amar, nos amamos excesivamente a nosotros mismos, podemos ser muy egoístas. No amamos como Jesús nos enseñó. Los pobres, los parados no suelen ser objeto de nuestra preocupación.