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Basílica - Parroquia
Nuestra Señora de Atocha

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XXXI Domingo TO 2022

28 de octubre de 2022

 

Jesús le dijo:
«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre
ha venido a buscar y a salvar
lo que estaba perdido».

SALMO RESPONSORIAL:

BENDECIRÉ TU NOMBRE POR SIEMPRE,

DIOS MÍO, MI REY

 

Comentario a la Palabra

La gracia del encuentro con Dios
Zaqueo, no obstante su condición de publicano y pecador, siente algo dentro de sí que le atrae hacia el Rabí de Nazaret y hace cuanto le es posible por acercarse a él. La mirada de Jesús lo descubre en el sicomoro donde se ha instalado para mejor observar la escena. Aunque Zaqueo está a la vista de todos, solo Jesús es capaz de leer ese algo nuevo que está naciendo en su corazón. Alzando la vista le dice: Zaqueo, baja pronto, porque conviene que hoy me quede yo en tu casa (Lc 19, 5).

La iniciativa es de Jesús y se produce porque hay disponibilidad en la persona de Zaqueo. El encuentro con Dios es a la vez gracia y culminación de una búsqueda más o menos consciente por parte del hombre. Zaqueo acoge con gozo la oportunidad que se le brinda de recibir en su casa al Rabí de Nazaret, ignorando aún las consecuencias que resultarán de esta aventura: Se apresuró a bajar y lo recibió con alegría (v.6). Más tarde, en la intimidad, descubrirá en la persona de Jesús la gratuidad del amor de Dios hacia él. Un amor y una misericordia mucho más grandes de lo que él se habría atrevido a imaginar.

Cuanto sucede no es simplemente fruto de la casualidad. El texto emplea el adverbio de tiempo “hoy” que sirve al Evangelio para indicar la actualidad de la salvación que Dios ofrece y realiza continuamente. Recordemos que a los pastores que vigilan el rebaño en Belén durante la noche, los ángeles anuncian: Hoy os ha nacido un salvador; a los habitantes de Nazaret que le escuchan leer el famoso pasaje de Isaías, Jesús les dice; Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy. Por fin, al buen ladrón le asegura que “hoy” estará con él en el paraíso. Dios, en su misericordia, ofrece la gracia de la salvación a quien lo necesita y se deja interpelar.

 

Un encuentro que cambia la vida
Jesús se aparta temporalmente de una muchedumbre entusiasta que le aclama en Jericó para dedicarse solo a Zaqueo a quien, como hace el Buen Pastor, busca en su propia casa, dejando las noventa y nueve ovejas del rebaño para ir a buscar la perdida, porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. (v 19). Entra en casa de Zaqueo sin temor a comprometerse, o escandalizar. Su misión es hacer presente en medio de los hombres la misericordia de Dios que quiere la conversión y la salvación de todos sin exclusión. Jesús nos enseña que el amor a Dios se manifiesta haciendo camino con nuestros hermanos, compartiendo amor y misericordia, haciendo nuestras las palabras: hoy la salvación ha entrado en esta casa.

Es el amor gratuito de Dios y no sus propios méritos lo que permite a Zaqueo dar un vuelco a su vida y abrirse a un horizonte nuevo. Al sentirse acogido y perdonado comienza a su vez a pensar en los hermanos: daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo”. El publicano Zaqueo se convierte de este modo en la figura del discípulo cristiano que, sin dejarlo todo como hacen otros discípulos de Jesús, permanece en su mundo habitual, dando testimonio de un estilo distinto de vida, según el evangelio. Ya no más la ganancia por encima de todo, sino la justicia (devolveré el cuádruplo); el compartir con quien lo necesita (daré la mitad de mis bienes a los pobres). Está el discípulo que deja todo por el evangelio y el discípulo que vive la radicalidad continuando en el ambiente al que pertenece.

La conducta y las palabras de Zaqueo contienen una enseñanza con respecto a la actitud sobre la riqueza y los pobres. La riqueza es inicua cuando se acumula a costa del débil y se emplea en proprio beneficio de modo desenfrenado. Deja de ser tal cuando es fruto del trabajo honrado y se comparte con los hermanos y la comunidad. La experiencia de Zaqueo nos enseña que la conversión evangélica es contemporáneamente conversión a Dios y a los hermanos.

La experiencia del perdón abre al creyente un camino de gozo y de compromiso que no tiene nada que ver con el sentimentalismo o con un espiritualismo desencarnado. En esta misma línea se mueve el texto de la carta a los Tesalonicenses de este domingo. Pablo escribe a esta iglesia un tanto turbulenta y apocalíptica para llamarles al realismo evangélico: Que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y lleve a término todo vuestro deseo de hacer el bien y la actividad de la fe (1,11)... Os rogamos, hermanos, que no os dejéis alterar fácilmente por algunas manifestaciones del Espíritu que os haga suponer que está inminente la venida del Señor (2,2). El cristiano vive con la esperanza puesta en la venida del Señor, pero sin evasiones ilusorias, sino comprometiéndose a fondo en el presente con el bien y la justicia.


Dios es el Dios de la vida
El mensaje de la Escritura de este domingo es típicamente neotestamentario pero lleva a su cumplimiento afirmaciones ya presentes en el Antiguo Testamento. El Libro de la Sabiduría habla del amor invencible de Dios por sus criaturas, no obstante, el pecado. Dios es omnipotente, dice este texto, con toda la tradición teológica de Israel. Pero de la afirmación de la omnipotencia divina saca una consecuencia sorprendente: su compasión. Como Dios es omnipotente no tiene miedo de nada y, puesto que no teme a nadie, puede permitirse ser compasivo y misericordioso con todos.

El pecado de los humanos no suscita en Dios el resentimiento del débil, sino el amor y la la compasión del fuerte: Porque tú amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo habrías hecho! (v.24). Dios es el Dios de la vida, un Dios que constantemente ama y crea; un Dios que confía en sus criaturas y que, cuando estas yerran, ama perdonar. Hay un designio de amor divino en el origen de toda criatura que ha dado existencia a las cosas; Dios no lo retira por ningún motivo, lo mantiene con una fidelidad inquebrantable. ¿Quiere esto decir que Dios no lleva cuenta del mal? ¿Qué no reacciona ante el pecado? Ciertamente no. Quiere decir que Dios no reacciona como un ofendido resentido, sino como un padre que desea el bien de sus hijos.

Fray Pedro Luis González González OP

Convento el Santísimo Rosario (Madrid)

www.dominicos.org/predicacion

 

San Martín de Porres: Apóstol de la caridad

San Martín de Porres, también conocido como fray Escoba, nace en Lima en 1579, hijo del español Juan de Porres y de Ana Velázquez, negra libre panameña.

Fray Martín ingresa en el convento dominico de Nuestra Señora del Rosario de Lima donde profesa a los pocos años como hermano cooperador. Desde entonces él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.

San Martín tiene un sueño que Dios le desbarata: “Pasar desapercibido y ser el último”. Su anhelo es seguir a Jesús de Nazaret. Se le confía la limpieza de la casa; su escoba será, con la cruz, la gran compañera de su vida.

Quienes le conocieron decían de él que “Se ejercitaba en la caridad día y noche, curando enfermos, dando limosna a españoles, indios y negros, a todos quería, amaba y curaba con singular amor”. Él solía repetir: “No hay gusto mayor que dar a los pobres”.

San Martín de Porres es un amor desbordante y universal. Su vida termina en loor de multitudes el 3 de noviembre de 1639. Fue beatificado en 1837, y fue canonizado por el papa Juan XXIII el 6 de mayo de 1962. Su fiesta se celebra el 3 de noviembre.
San Martín es querido por todos, invocado por ricos y pobres, enfermos y menesterosos, por hombres de ciencia y por ignorantes. A nadie extraña que sea Patrono de los Hermanos Cooperadores Dominicos, del Gremio de los Peluqueros, de la Limpieza Pública, Farmacéuticos y Enfermeros. Todos ellos se gozan de que “Fray Escoba” sea su patrono y su ejemplo.

ORACIÓN: Señor, Dios nuestro, que has querido conducir a san Martín por el camino de la humildad a la gloria del cielo; concédenos la gracia de seguir sus ejemplos para que merezcamos ser coronados con él en la gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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3 DE NOVIEMBRE, SAN MARTÍN DE PORRES Nos preparamos a su fiesta con el triduo que iniciamos el día 1. El jueves 3, a las 20.00h. solemne Eucaristía.

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1 DE NOVIEMBRE, SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS El horario de misas será: el día 31, a las 20 horas, la misa de víspera. Día 1: 9, 10, 11, 12, 13 y 20.