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Basílica - Parroquia
Nuestra Señora de Atocha

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Sagrada Familia 2024

29 de diciembre de 2024

 

«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?» ”Pero ellos no comprendieron lo que les dijo. Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.

SALMO RESPONSORIAL:

DICHOSOS LOS QUE TEMEN AL SEÑOR Y SIGUEN SUS CAMINOS.

 

Comentario a la Palabra

Hoy celebramos la Sagrada Familia de Nazaret. Dios eligió a una familia humilde y sencilla para vivir entre nosotros. Mientras contemplamos y celebramos la belleza de este misterio, reafirmamos la dignidad y el valor primordial de la familia y nos preguntamos cómo está viviendo hoy la familia cristiana en una sociedad donde han surgido diversos modelos de entender esta realidad. Una realidad tan fundamental de la vida social de la persona, que garantiza su formación emocional, así como los valores que orientan la trayectoria de cada individuo. 

La comunidad cristiana ha defendido y protegido siempre el valor de la familia entendida, según el proyecto de Dios, como una comunidad de vida y de amor. Para entrar en la historia humana, Jesús eligió hacerlo en una familia. Es hermoso verle integrado en la red de afectos familiares, naciendo y creciendo en el abrazo y el cuidado de los suyos. Nosotros también venimos de una historia de familia y la persona que hoy somos, aunque resultado de muchos factores, nace de manera especial del amor que hemos recibido en el seno de nuestra propia familia. 

No es fácil vivir la realidad familiar en nuestro día. La familia cristiana afronta el reto de mantenerse coherente en medio de grandes cambios culturales y sociales. Al desgaste de vivir en un ambiente que minusvalora y rechaza el modo como los cristianos entendemos la vida en familia. Es necesaria mucha serenidad, misericordia y diálogo para afrontar esta situación. A pesar de todo, son muchas las familias que hoy, dentro de los límites propios de la fragilidad humana, se esfuerzan por construir una familia sana y en comunión, intentando reflejar los valores fundamentales de la familia de Nazaret. La oración y la gracia del sacramento del matrimonio, que permanece a lo largo de la historia de la familia, son la garantía para lograr esa añorada aspiración. Una familia en comunión y armonía es uno de los mejores testimonios que los cristianos pueden ofrecer en estos tiempos de confusión. También hay otras familias que atraviesan tiempos difíciles, con serios problemas y desavenencias que sumen a toda la familia en profunda tristeza. Otras que, lamentablemente, han roto definitivamente la comunión. Nuestra actitud ha de ser siempre de comprensión, cercanía y ayuda. 

En el Evangelio vemos que incluso en la Sagrada Familia no todo va bien: hay problemas inesperados, angustia, sufrimiento. María y José pierden a Jesús cuando ya es adolescente. Lo buscan angustiados y cuando lo encuentran, su madre le dice: hijo ¿por qué nos has hecho esto? Conocemos la respuesta de Jesús, que María y José no entienden. Pero respetan la decisión del hijo que va madurando y con quien deben establecer nuevos lazos de respeto y amistad. La clásica ruptura que se repite en el seno de cada familia cuando los hijos viven las distintas etapas del desarrollo.

Los padres de Jesús necesitan tiempo para aprender a conocer a su hijo. Cada día, en la familia, hay que aprender a escucharnos y comprendernos, a caminar juntos, a afrontar los conflictos y las dificultades en común. Porque la felicidad de una familia nace de la dedicación de unos a otros, del afecto y respeto mutuos, de la armonía y de la reconciliación frecuente entre sus miembros. La alegría de una familia es plena cuando cada miembro no busca su propia alegría, sino que piensa en procurársela a los demás, porque la dedicación al bien de todos es la condición de esta felicidad que es un don de Dios. 

Sin duda que la familia es un hermoso proyecto, que se va construyendo, aprendiendo cada día a ser familia. El Papa Juan Pablo II definía la familia como el santuario de la vida, esto es, “el lugar donde la vida -regalo de Dios- puede ser propiamente bienvenida y protegida contra los muchos ataques a los que está expuesta, y puede crecer con un auténtico crecimiento humano”. A lo que hacen eco las palabras del Papa Francisco: “si la familia cristiana es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es concebida y cuidada, es una contradicción tremenda cuando se convierte en lugar donde es rechazada y destruida”. Hermosa manera de recordarnos otra tarea ineludible de la familia. 

Fray Pedro Luis González González O.P. 

Convento del Santísimo Rosario (Madrid) 

www.dominicos.org/predicacion 

 

La Sagrada Familia

Celebramos hoy una de las fiestas más importantes del año  litúrgico: La Sagrada Familia. Para nosotros, como familias cristianas, debe ser un referente en todos los sentidos.

Dios se ha hecho uno de nosotros a través de Jesús, tomando la condición humana en una familia humana. La familia de Jesús, María y José, fueron, y así debe ser la nuestra, una escuela de amor y servicio, siempre abierta a los demás, a todo el mundo, donde todos los miembros sean instrumento de crecimiento de la propia familia y de la comunidad, de la que son centro. 

Que nuestras familias sean como la familia de Jesús. ¡FELIZ NAVIDAD!

 

Navidad eres tú

La campana de Navidad eres tú cuando llamas, congregas y buscas unir...

Los ángeles de Navidad eres tú cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.

La estrella de Navidad eres tú cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.

Eres también los reyes Magos cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.

La música de Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti.

El regalo de Navidad eres tú cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano...

La cena de Navidad eres tú cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.

Tú eres, sí, la noche de Navidad cuando, humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.

Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.

Papa Francisco