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Basílica - Parroquia
Nuestra Señora de Atocha

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IV Domingo de Pascua 2023

27 de abril de 2023

 

Jesús dijo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante». 

 

SALMO RESPONSORIAL: 

EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA 

 

Comentario a la Palabra

El Pastor verdadero se preocupa de sus ovejas, no las abandona nunca, al contrario, está siempre pendiente de cada una de ellas, en particular de las más débiles y necesitadas. El Pastor verdadero no huye frente al peligro abandonando a su rebaño sino da su vida para salvarlas porque ama con pasión a cada una de ellas, es decir, ama con un amor sin límites. 

El pastor verdadero da la vida por sus ovejas. Jesús es verdadero pastor porque conoce a sus ovejas, dialoga con ellas en intimidad de corazón. En el lenguaje bíblico, según Xabier Pikaza, “conocer es querer, como quiere el esposo a la esposa, la novia al novio… Conocer es conocerse, amarse… Sólo así, en amor, se conocen mutuamente el pastor y las ovejas, de manera que el pastor deja de ser vigilante y la oveja animal vigilado, sino amigo, compañero del pastor.” Sólo así, sobre una base de conocimiento personal puede fundarse la comunidad de los salvados como iglesia donde todos tienen un lugar para vivir en plenitud. Por eso, Jesús es pastor y puerta del rebaño; es guía y casa para las ovejas. 

Jesús es el Pastor verdadero que no actuó nunca como un jefe dedicado a dirigir, gobernar o controlar. Lo suyo había sido «dar vida», curar, perdonar. No había hecho sino «entregarse», desvivirse, terminar crucificado dando la vida por las ovejas. El que no es verdadero pastor, piensa en sí mismo, «abandona las ovejas», evita los problemas y «huye». 

Por tanto, el amor de Jesús por la humanidad no tiene límites, ama a todos sin excepción compartiendo su propia vida con las ovejas. Jesús nos conoce y nos ama a todos tal como somos. Solo desde esta cercanía, desde esta comunión de corazón, el Pastor bueno, verdadero comparte su vida con las ovejas tratándolas siempre con cuidado y amor. 

Hoy, a los seguidores de Jesús se nos pide que seamos creyentes llenos del Espíritu del Pastor Bueno, que podamos ayudarnos a crear el clima de acercamiento, mutua escucha, respeto recíproco y diálogo humilde para seguir construyendo una comunidad verdaderamente fraterna y samaritana. 

Por último, la alegoría del «Pastor bueno» arroja una luz decisiva: quien tenga alguna responsabilidad pastoral ha de asemejarse a Jesús, acompañando desde la cercanía, diálogo y escucha mutua. En nuestras comunidades, ¿actuamos con los mismos sentimientos del Pastor Bueno? 

Fr. Felipe Santiago Lugen Olmedo OP

Casas de Nuestra Señora del Rosario (Uruguay) 

www.dominicos.org/predicacion

 

Un paso decisivo

Uno de los hechos sociológicos más significativos de estos años y que más impacto tendrán en el futuro de Europa y por lo tanto de España es, sin duda, el “distanciamiento religioso”. Un número de personas cada vez mayor se va distanciando de la experiencia religiosa que anteriormente había vivido. ¿Cómo se está produciendo este fenómeno? Sin duda, el itinerario de cada persona es único, pero los estudios que se realizan permiten descubrir algunas etapas fundamentales de ese distanciamiento. Por lo general, todo comienza con el abandono de la asistencia regular a la misa dominical. Las razones que se dan son de todo tipo. De hecho, se abandona la práctica habitual. La persona sigue afirmando “soy creyente, pero no practicante”. Esta situación va evolucionando hacia un alejamiento progresivo de la Iglesia. Se pierde el contacto. Mira a la Iglesia cada vez más desde fuera. Es fácil entonces decir: “creo en Jesucristo, pero no en la Iglesia”. Sin embargo, la persona poco a poco va perdiendo el “sentido cristiano de la vida”. Su experiencia religiosa se va disolviendo. La fe no se actualiza. El individuo se organiza la vida desde sus propias opciones e intereses. “Yo no hago daño a nadie. ¿Para qué necesito algo más?”. En este momento se puede llegar a perder la fe en sentido estricto. La persona olvida a Jesucristo. No reza. Cuando se le pregunta, titubea: “No sé si creo o no. Tal vez, haya algo”. En muchos casos puede seguir creciendo la indiferencia religiosa y la apatía. Dios no interesa ni como planteamiento. La persona vive en un “ateísmo práctico”. El proceso ha terminado. Está claro que no se puede identificar el abandono de la práctica religiosa con la increencia. Pero, de hecho, quien abandona la misa dominical da un paso decisivo hacia el deterioro y la pérdida progresiva de su fe. 

 

Apertura del Camarín

El próximo fin de semana, 6 y 7 de mayo, primer fin de semana de mes, se podrá visitar el camarín de la Virgen después de las celebraciones.