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Basílica - Parroquia
Nuestra Señora de Atocha

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Bautismo del Señor C

8 de enero de 2022

 

“ Se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma
y vino una voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, en ti me complazco ”

 

SALMO RESPONSORIAL:

EL SEÑOR BENDICE A SU PUEBLO CON LA PAZ

 

Comentario a la Palabra

Por lo que seremos recordados

Ninguno de nosotros ha decidido venir a la vida, pero sí podemos decidir qué hacer con ella una vez que la encontramos entre nuestras manos. De Dios, los cristianos no sabemos más de lo que Jesús, su Hijo unigénito y nacido de una Virgen, nos ha transmitido de Él: un Dios-Padre compasivo y misericordioso, siempre dispuesto al perdón y la bondad. Y, ¿cómo fue recordado Jesús por aquellos que lo conocieron y siguieron? Como aquel que pasó por esta tierra haciendo el bien, sanando y curando a la humanidad de toda dolencia y rescatándola del dominio del mal. La presencia de Jesús ha sido y sigue siendo decisiva para millones de personas de todo el mundo desde hace dos milenios. Los cristianos tenemos en la humanidad de Jesús nuestro referente. Sus palabras, acciones y silencios son para nosotros luces en nuestro camino. Posiblemente nosotros quisiéramos ser recordados como buenas personas, que han hecho el bien que han podido, luchado por un mundo más justo, trabajado por erradicar las injusticias, colaborado en la sostenibilidad del planeta y vivido en armonía con los demás y con la naturaleza. Estamos llamados a ser no solo buenos, sino también a ser parte integrante de la bondad.

 

Las aguas que dan al hombre la fuerza que resucita

El agua es un elemento primordial. Sin agua la humanidad no sobreviviría. La relación del bautismo cristiano con el agua está referida al mismo Jesús y a los inicios del cristianismo. Por medio del rito del bautismo nos incorporamos a la salvación ofrecida por Jesucristo y entramos a formar parte de la Iglesia. Es el sacramento principal y puerta de los restantes sacramentos. ¿Qué es bautizarse? Juan marca el límite de su bautismo “yo solo os bautizo con agua”. El verdadero bautismo está impregnado de un ardor especial, el que produce el Espíritu Santo. Quien nace del Espíritu Santo no nace de la carne o de la sangre, sino de Dios mismo. Bautizarse es volver a nacer, despertar a una nueva vida, la verdadera vida. En el rito del bautismo morimos para nacer de nuevo. El Espíritu Santo es quien realiza todo el proceso. Con el bautismo nos adentramos en una nueva existencia. En la secularizada cultura occidental cada vez son menos los que se bautizan. Se discute cómo y en qué momento celebrarlo y sobre las condiciones culturales, religiosas, formativas, psicológicas y espirituales para su recta recepción. Conviene no olvidar que el sacramento ‘tipo’ del bautismo en la Iglesia Católica es el de adultos y que a los niños solo se bautiza en la garantía de la fe de sus padres y padrinos.

 

Una nueva humanidad

Jesús es el portador de una Buena Noticia de parte de Dios. Él mismo ya lo es, pero, además, sus palabras, hechos y gestos también anuncian y muestran la salvación de Dios. En la Persona de Jesús, Dios mismo ha decidido intervenir de manera plena, serena y consciente en la construcción ‘de un cielo y de una tierra’ totalmente renovada donde las aspiraciones de justicia, fraternidad, equidad y paz de los marginados, humillados, ofendidos y ninguneados de este mundo sea una realidad: el Reino de Dios. Dios, en Jesús, se hace compañero y prójimo de la humanidad desvalida y de aquellas personas que están empeñadas en la construcción de una paz y de una justicia hacia los que son débiles o diferentes.

 

Fray Manuel Jesús Romero Blanco O.P.

Convento San Pablo y San Gregorio (Valladolid)

www.dominicos.org/predicacion

 

“Promoverá fielmente el derecho“

Año tras año, después de repasar y evaluar lo que nos han deparado los últimos 365 días, nos afanamos en escribir la lista de los nuevos y buenos propósitos.

Ordenar las carpetas, hacer deporte, ser puntual, comer sano... Cada uno tendrá su particular lista donde aparecerán propósitos personales... Pero... ¿tenemos en esa lista propósitos sociales, espirituales y de justicia?

Son tiempos de carencias, el mundo está falto de justicia y quienes tenemos la sensibilidad de captar esa falta no debemos olvidar ponerla en nuestra lista. Como primer punto estaría bien.

Al igual que en las aguas del Jordán, las promesas bautismales nos pueden servir de ayuda para organizar esos propósitos de vida y fe. En nuestra bienvenida a la comunidad cristiana a todos y cada uno se nos proclamó como profeta, sacerdote y rey.

"Profetas", para hablar a los hombres de Dios. Es nuestra labor evangelizadora, de anuncio y denuncia, de predicación con los hechos, con los gestos, con el amor.

"Sacerdotes", para hablar a Dios de los hombres. La Oración es nuestra manera de conectar, de ser punto de unión con nuestro Padre-Madre Dios. Oración activa, oración aglutinadora, oración inclusiva... “hay que ser sacerdote antes de ser Profeta, hay que hablar a Dios de los hombres, antes que hablar a los hombres de Dios”. "Reyes", para vivir con el amor y la humildad de Jesús, ofrecer protección a nuestros hermanos y canalizar y administrar la justicia de nuestro tiempo.

Será más fácil con la renuncia a todo lo que nos aleja de estos propó- sitos y creyendo y defendiendo lo que nos acerca a Dios, aunque a veces cueste y suponga un esfuerzo por nuestra parte. La primera lectura ya nos deja la reseña; "Promoverá fielmente el derecho". Despacito, sin pausa, pero con firmeza. Nuestra denuncia, nuestra aportación, tendrá sus frutos. Sin necesidad de reconocimiento, sin grandes ruidos. Pero con la certeza de que quietos no podemos ni debemos quedarnos.

 

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El próximo sábado, día 15 de enero, tanto en la Eucaristía de las 12, como en la de las 20 horas, se celebrará la Solemnidad del Santo Niño de Atocha.

La devoción del Santo Niño de Atocha merece que dediquemos un día a hacerlo presente en nuestra liturgia. Hemos querido unir esa celebración a la del Dulce Nombre de Jesús, con tradición en nuestra Orden.